miércoles, 8 de octubre de 2008

La Planeación de la Educación Superior

En este artículo el autor refiere que Al hablar de planeación educativa o de planeación en general, el primer problema con que nos enfrentamos es con el de su propia definición. Nos quedaremos con el concepto de planeación, entendido como el conjunto de actividades por medio de las cuales se establecen determinados objetivos y se definen medios para alcanzarlos y requiere un diagnóstico de la realidad, el establecimiento de objetivos a plazos y la implementación de programas de acción para alcanzarlos, se establecen objetivos y se definen programas y si se aplica en relación con actividades educativas, estamos hablando de planeación educativa. La planeación hace referencia a dos cuestiones centrales: por un lado la existencia de recursos materiales y humanos generalmente limitados, de donde surge la exigencia de su racionalización para el óptimo aprovechamiento de los mismos, (hacer más con menos). El concepto de planeación es la necesidad de dar respuesta a urgencias presentes, orientar y dar satisfacción a visiones de futuro. De ahí que la planeación se esté viendo como una de las herramientas de uso imprescindible. Evidentemente la planeación no resolverá todos los problemas que tenemos pero tampoco será una herramienta inútil en manos de hombres y mujeres empeñados en dar sentido a sus actividades vitales, como la educativa. Debemos cerrar las puertas a la planeación concebida como instrumento para consagrar el eficientismo per se, como medio para legitimar decisiones autoritarias o como estrategia para diferir la toma de decisiones. Debemos concebirla, en cambio, como una actividad que supone la existencia de actores dotados de conciencia y voluntad, que se dan cuenta de la situación en que viven y que tienen la facultad de actuar de alguna forma, sea para continuar en la misma dirección, sea para modificarla y dirigirse hacia otro rumbo. En el año de 1978 se formalizan algunos trabajos de planeación educativa como es la planeación de Educación Superior, se forman Consejos Regionales sobre el tema, así como Comisiones Estatales, y a consecuencia de ello se inicia la formación de planificadores y se integran programas nacionales de Educación Superior (PRONAES) 1984-1985, el Programa Integral para el Desarrollo de la Educación Superior (PROIDES) 1986, y el Programa para la Modernización Educativa (PME) 1989. El Plan Nacional de Educación Superior es subsidiario del Plan Global de Desarrollo del gobierno lópezportillista y basa sus lineamientos y propuestas en la expectativa de elevados índices de crecimiento económico, producto del boom petrolero. El PRONAES es derivado del Plan Nacional de Desarrollo de De la Madrid y hay un cambio de estrategia económica asumida a raíz de la caída de los precios del petróleo y el aumento de las tasas de interés. El PROIDES se formuló en sustitución del PRONAES. El PME inaugura el discurso de la modernización y los afanes, cruelmente frustrados, de introducir a la sociedad mexicana en el club exclusivo de los países del primer mundo. Dos décadas después, persisten rezagos y deficiencias, las principales que encontramos en los ejercicios de planeación institucional está la de que muchas veces se ha reducido a la búsqueda de una mayor eficiencia administrativa y una limitante que se da con mucha frecuencia, es el divorcio entre la planeación de las actividades sustantivas de la universidad (docencia, investigación) y las administrativas de apoyo. Otro limitante es lograr el paso de los propósitos a las actividades y que cuando los distintos elementos que integran una comunidad institucional no tienen una aspiración común, la planeación es inviable. No obstante las deficiencias señaladas, los esfuerzos de planeación desplegados han impactado, de una u otra manera, el desarrollo de la educación superior en México. Ante este panorama siguen estando vigentes las preguntas y disyuntivas que originalmente se plantearon y que exigen respuestas y definiciones al respecto; basta recordar el informe preparado por Coombs y compañía para el gobierno federal en 1990. ¿Educación superior para todos o únicamente para los aptos? ¿Especialistas o profesionales de amplio espectro? ¿Es posible mejorar la calidad y aumentar la cantidad? ¿De qué manera? ¿Quién debe pagar el costo de la educación superior? ¿Sistemas universitarios gigantescos o pequeñas instituciones? ¿Delimitación de la ingerencia sindical en las definiciones académicas institucionales? ¿Impulso a las ciencias e inhibición de las humanidades? ¿Currículum de bachillerato propedéutico o terminal? ¿Currículum de bachillerato único o diferenciado según los fines de cada institución? Estas y muchas más son las cuestiones que andan en el aire y que demandan, de los estudiosos y preocupados de la cosa educativa, ser sometidas a la discusión racional, desapasionada y serena para ir perfilando el modelo de desarrollo educativo en el que se habrán de formar las generaciones que construirán el futuro del país.

Referencia Bibliográfica.Gutiérrez, Arturo. La planeación de la Educación Superior.

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